Colaboración Silvia Guizar.
Habla simplemente cuando sea necesario.
Piensa lo que vas a decir antes de abrir la boca.
Sé breve y preciso ya que cada vez que dejas salir una palabra,
dejas salir al mismo tiempo una parte de tu chi.
De esta manera aprenderás a desarrollar el arte de hablar sin perder energía.
Nunca hagas promesas que no puedas cumplir.
No te quejes y no utilices en tu vocabulario
palabras que proyecten imágenes negativas
porque se producirá alrededor de ti
todo lo que has fabricado con tus palabras cargadas de chi.
Si no tienes nada bueno, verdadero y útil qué decir,
es mejor quedarse callado y no decir nada.
Aprende a ser como un espejo: Escucha y refleja la energía.
El universo mismo es el mejor ejemplo de un espejo
que la naturaleza nos ha dado,
porque el universo acepta sin condiciones nuestros pensamientos,
nuestras emociones, nuestras palabras, nuestras acciones
y nos envía el reflejo de nuestra propia energía
bajo la forma de las diferentes circunstancias
que se presentan en nuestra vida.
Si te identificas con el éxito, tendrás éxito.
Si te identificas con el fracaso, tendrás fracasos.
Así podemos observar que las circunstancias que vivimos
son simplemente manifestaciones externas
del contenido de nuestra habladuría interna.
Aprende a ser como el universo,
escuchando y reflejando la energía
sin emociones densas y sin prejuicios.
Porque siendo como un espejo sin emociones
aprendemos a hablar de otra manera.
Con el poder mental tranquilo y en silencio,
sin darle oportunidad de imponerse
con sus opiniones personales
y evitando que tenga reacciones emocionales excesivas,
simplemente permite una comunicación sincera y fluida.
No te dés mucha importancia, y sé humilde,
pues cuanto más te muestras superior,
inteligente y prepotente,
más te vuelves prisionero de tu propia imagen
y vives en un mundo de tensión e ilusiones.
Sé discreto, preserva tu vida íntima,
de esta manera te liberas de la opinión de los otros
y llevarás una vida tranquila volviéndote
invisible, misterioso, indefinible,
insondable como el Tao.
No compitas con los demás, vuélvete como la tierra
que nos nutre, que nos da lo que necesitamos.
Ayuda a los otros a percibir sus cualidades,
a percibir sus virtudes, a brillar.
El espíritu competitivo hace que crezca el ego
y crea conflictos inevitablemente.
Ten confianza en ti mismo,
preserva tu paz interna
evitando entrar en la provocación
y en las trampas de los otros.
No te comprometas fácilmente.
Si actúas de manera precipitada
sin tomar conciencia profunda de la situación,
te vas a crear complicaciones.
La gente no tiene confianza en aquellos que muy fácilmente dicen “sí”,
porque saben que ese famoso “sí” no es sólido y le falta valor.
Toma un momento de silencio interno
para considerar todo lo que se presenta
y toma tu decisión después.
Así desarrollarás la confianza en ti mismo y la sabiduría.
Si realmente hay algo que no sabes,
o no tienes la respuesta a la pregunta que te han hecho, acéptalo.
El hecho de no saber es muy incómodo para el ego
porque le gusta saber todo, siempre tener razón
y siempre dar su opinión muy personal.
En realidad el ego no sabe nada,
simplemente hace creer que sabe.
Evita el hecho de juzgar y de criticar,
el Tao es imparcial y sin juicios,
no critica a la gente,
tiene una compasión infinita y no conoce la dualidad.
Cada vez que juzgas a alguien
lo único que haces es expresar tu opinión muy personal
y es una pérdida de energía,
es puro ruido.
Juzgar es una manera de esconder sus propias debilidades.
El sabio tolera todo y no dirá ni una palabra.
Recuerda que todo lo que te molesta de los otros
es una proyección de todo lo que
todavía no has resuelto de ti mismo.
Deja que cada quien resuelva sus propios problemas
y concentra tu energía en tu propia vida.
Ocúpate de ti mismo, no te defiendas.
Cuando tratas de defenderte
en realidad estás dándole demasiada importancia
a las palabras de los otros
y le das más fuerza a su agresión.
Si aceptas el no defenderte estás mostrando
que las opiniones de los demás no te afectan,
que son simplemente opiniones
y que no necesitas convencer a los otros para ser feliz.
Tu silencio interno te vuelve impasible.
Haz regularmente un ayuno de la palabra para volver a educar al ego
que tiene la mala costumbre de hablar todo el tiempo
Practica el arte de no hablar.
Toma un día a la semana para abstenerte de hablar.
O por lo menos algunas horas en el día
según lo permita tu organización personal.
Este es un ejercicio excelente para conocer
y aprender el universo del Tao ilimitado
en lugar de tratar de explicar con las palabras qué es el Tao.
Progresivamente desarrollarás el arte de hablar sin hablar
y tu verdadera naturaleza interna
reemplazará tu personalidad artificial,
dejando aparecer la luz de tu corazón
y el poder de la sabiduría del silencio.
Gracias a esta fuerza atraerás hacia ti todo lo que necesitas
para realizarte y liberarte completamente.
Pero hay que tener cuidado de que el ego no se inmiscuya.
El poder permanece
cuando el ego se queda tranquilo y en silencio.
Si tu ego se impone y abusa de este poder
el mismo poder se convertirá en un veneno,
y todo tu ser se envenenará rápidamente.
Quédate en silencio, cultiva tu propio poder interno.
Respeta la vida de los demás y de todo lo que existe en el mundo.
No trates de forzar, manipular y controlar a los otros.
Conviértete en tu propio maestro y deja a los demás ser lo que son,
o lo que tienen la capacidad de ser.
Dicho en otras palabras, vive siguiendo la vida sagrada del Tao.
Texto taoísta traducido por Oscar Salazar
LAO TSE – TAO TE CHING
Traducción al Español realizada por Antonio Rivas