En la vida de toda persona, se experimentan varios tipos de emociones y más cuando nos enfrentamos a la muerte.
La Tanatologìa es acompañar al enfermo; antes, durante y en el momento de su muerte, es ayudar a bien morir (con calidad de vida) y tiene como misión: curar el dolor de la muerte y curar el dolor de la desesperanza, curar a quien está sufriendo (dolor y sufrimiento).
Tambièn se trata de acompañar al doliente cuando tiene una pèrdida irreparable y darle un consuelo a su corazòn.
Para poder hablarle con sosiego de la muerte a un moribundo hay que tener resueltos nuestros miedos. Para “saber estar” en una situación así hay que haber estado antes con nuestro propio dolor, curando nuestras heridas, mirando de cara a la vida, queriéndola entera, completa, ¡Sòlo asì podremos acercarnos al dolor de los otros!
TANAT. CELINA MERINO